En la producción teatral de Federico García Lorca, tan amplia y variada, Bodas de sangre es la tragedia por antonomasia, la pieza que lo lanzó a la fama tanto en España como en América, y la que une con más vigor el calado poético y la veta dramática del gran autor granadino. El tema del amor irremediable, que exige el sacrifio de la vida, alcanza en esta tragedia el carácter clásico de un ritual. El mismo impulso de la pasión amorosa aparece en La casa de Bernarda Alba, pero esta vez enfrentado a la tiranía de la madre que encarna la represión como ley inmutable. El drama de las hijas enclaustradas, el más realista que escribió Lorca, está desarrollado con el pulso de un dramaturgo experto y polifacético que asume las convicciones estéticas y sociales más avanzadas de su época.
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