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9,45 €El arma salió despedida de la mano de Reinmar, cuyos pies perdieron contacto con el suelo; en ese momento sólo tuvo tiempo para pensar que al aterrizar de espaldas quedarÃa indefenso ante el ataque de una daga o de unos dientes, y que serÃa aún peor si se golpeaba la cabeza y perdÃa el conocimiento. Cuando el hombre bestia saltó, un brazo de Sigurd trazó precipitadamente un enorme arco horizontal, con la mano extendida. Esta impacto contra el cuello del hombre bestia y Reinmar escuchó el chasquido de la columna de la criatura al partirse. Todo acabó de repente. No obstante, no era una victoria, pues ahora no cabÃa duda que habÃa monstruos sueltos por las colinas.